Marlena incendia Razzmatazz con un directo visceral e inolvidable

Anoche, Razzmatazz 1 fue escenario de algo más que un concierto. Lo que Marlena ofreció sobre las tablas fue un viaje emocional que electrificó a una sala entregada desde el primer acorde. Dentro del ciclo Guitar BCN, y bajo la producción impecable de The Project, el dúo madrileño transformó la música en una experiencia catártica que dejó huella.

Una entrada sin anestesia

La noche arrancó sin preámbulos. Un estallido de batería, bajo y guitarra sirvió como aviso: lo que venía no era un simple set, sino una sacudida de emociones sin freno. Carolina y Ana salieron al escenario como una tormenta. Desde ese instante, el vínculo con el público fue absoluto.

Un repertorio que no dio tregua

Temas como “Fecha de curiosidad”, “Formas de hablar” y “¿Cómo t va?” llegaron con fuerza, desatando la primera gran oleada de voces coreando al unísono. Cuando sonó “Échame la culpa”, el espíritu punk-pop se apoderó del ambiente: guitarras afiladas, actitud sin filtros y una energía que contagió hasta al más escéptico.

Entonces, el gran punto de inflexión llegó con The Tyets, que se unieron a Marlena para interpretar “Estaré millor demà”. El público, desbordado de emoción, convirtió la sala en una fiesta total, donde la música se vivió como una celebración colectiva.

No todo fue euforia. “Último baile” bajó el pulso para regalar uno de los momentos más íntimos de la noche. Con las luces tenues y la sala en silencio, Marlena se acercó emocionalmente a su público, recordando que también hay belleza en la calma.

Luego vino la sorpresa: sin previo aviso, el dúo bajó al centro del público para interpretar “Red Flags”. Sin escenario, sin luces, solo rodeadas de fans, crearon un instante de conexión genuina, que quedará grabado en la memoria de quienes lo vivieron.

La calidad sonora fue impecable. Todo sonó limpio, potente y perfectamente equilibrado. La voz de Ana, afilada en los puntos clave y quebrada donde debía, se convirtió en el canal por el que fluyó la emoción de cada canción. Carolina, al mando de los sintetizadores y la dirección musical, mantuvo la estructura de un show tan emotivo como sólido.

Una experiencia que fue mucho más que un concierto

Aunque Marlena son solo dos, lo que se vio fue una banda compacta, con una puesta en escena sincera y sin artificios. Todo lo que ocurrió en ese escenario fue real. Y se notó.

Razzmatazz estaba al máximo de su capacidad mucho antes de que comenzara el show. Desde el primer tema, la respuesta fue unánime: gritos, saltos, lágrimas y confeti llenaron una noche donde la música fue solo el punto de partida de una comunión total.

Marlena no se limitó a cantar. Regaló una experiencia honesta, profunda y vibrante. Desde los estallidos de energía hasta los silencios más íntimos, todo tuvo un porqué. Y cuando parecía que no quedaba más por sentir, cerraron con “Bailamorena”, dejando a todos con la garganta rota y el corazón lleno.

Tamara Valverde, una apertura con alma

La velada comenzó con una actuación íntima a cargo de Tamara Valverde, quien con su honestidad y humor fue tejiendo un ambiente de complicidad que encajó a la perfección con el espíritu de la noche. Su frase “¿Alguien tiene pañuelos?” provocó sonrisas… y alguna lágrima anticipada.

Y como siempre aquí os dejamos el reportaje fotográfico del concierto de Marlena:

REPORTAJE FOTOGRÁFICO

Agradecimientos

Queremos dar las gracias a Guitar Bcn y The Project por siempre ponérnoslo tan fácil y acreditarnos para este concierto.

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Nos vemos en la próxima crónica!